24 diciembre, 2015
9 diciembre, 2015
Un lugar… San Juan de Gaztelugatxe, la ermita de los marinos
Si te aproximas a estas tierras del norte y tienes tiempo puedes acercarte a San Juan de Gaztelugatxe. Merece la pena conocerlo por sus vistas, por el ensordecedor y salvaje oleaje del cantábrico, por el olor a monte y a mar, por la arquitectura, por la comida de la zona… No llevé el objetivo adecuado y no conseguí que Gaztelugatxe cupiera en la cámara de fotos.
Gaztelugatxe es un islote de la localidad vizcaína de Bermeo y está unido al continente por un puente de piedra de dos arcos. Sobre la isla, en lo más alto, hay una ermita dedicada a San Juan degollado que data del siglo X, aunque algunos descubrimientos hablan del uso de la isla ya el en el siglo IX. La historia de este islote es larga.
Merece la pena remontar los 231 escalones de piedra hasta la ermita e ir buscando en el camino mensajes, señales… y la huella que según dicen la dejó el mismísimo San Juan Bautista. Si has estado en China, te parecerá volver a estar trepando por la muralla. Y cuando logres llegar a lo alto (y cuesta… y mucho) no se te olvide hacer sonar la campana de la pequeña iglesia tres veces. Incluso puedes pedir un deseo mientras miras el horizonte y resuena la campana.
Gaztelugatxe es un lugar de rituales, ceremonias y ecos. Hace tiempo empecé una serie de entradas con lugares que para nosotros son especiales. Y este es uno de ellos. Ni tan siquiera hace falta subir a la ermita. Me vale con quedarme abajo, en el puente de piedra, oliendo y escuchando el mar y el viento con los ojos cerrados.
Un consejillo, la mejor época es el otoño y la primavera… paisaje insuperable, menos gente…
16 octubre, 2015
Nuestros colores de otoño
Desde hace meses nos hemos vuelto muyyy hogareñas. Los fines de semana los pasamos en casita, sin asomarnos ni a la ventana… Fuera se quedan los amigos, los paseos por el campo, las exposiciones, teatros y cine, la piscina… junto con un sinfín de actividades que se organizan en la ciudad y que nos parecen de lo más interesantes y divertidas… aún así elegimos quedarnos en casa… cada una en su rincón del sofá, cada una a lo suyo con sus cosas… soledad e intimidad : Flor de Canela y yo.
Cuando vuelve JR, trata de sacarnos de nuestro nido de placidez y de elegido aislamiento. A veces, lo consigue. ¡Lástima que cada vez le veamos menos por las cosas del trabajo¡
Este lunes JR si que estaba en casa. Yera fiesta. Y nos convenció para arrancarnos de nuestros mullidos mundos e ir a pasear en busca de los colores del otoño.
Tenemos la suerte de vivir en una ciudad pequeña bordeada de lagunas, de parques naturales y de una naturaleza suave donde las estaciones marcan con fuerza su presencia…
Nos fuimos a un parque ornitológico «Mendixur» donde vagabundeamos en silencio… observamos a las conocidas cigüeñas y patos, aprendimos a distinguir y diferenciar los somormujos, fochas, garzas… No pude fotografiar prácticamente nada porque se me acabó la batería de la cámara enseguida.
Cuando empezó a llover a mares, volvimos a casa. Era casi la hora de la merienda, pedimos la comida a un restaurante chino y pasamos el resto de la tarde viendo películas, estudiando inglés y holgazaneando.
Percibo que vivimos en un periodo de transición. No solo me refiero a Flor de Canela y su hermoso y lento despertar a la adolescencia, también me refiero a mí. En momentos de cambio hay confusión, desasosiego , se está alerta, se mira hacia atrás con nostalgia… y también hay curiosidad, expectación… Dejo ir todos estos pensamientos y vuelvo al parque junto a las aves…
Dicen que cuando llega la adolescencia conseguir días así, días dulces, sencillos y familiares se complica. No se si será así para nosotros. Sea como sea, guardo este día en el cuaderno como lo que es: un pequeño tesoro.
1 septiembre, 2015
Hola septiembre
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Había escrito una entrada sobre la vuelta… el regreso a lo cotidiano… al trabajo… sobre recuperar hábitos, establecer rutinas… sobre nuevos planes y proyectos, sobre la vuelta al colegio…
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Había elegido unas ilustraciones llenas de color y movimiento…
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Sin quererlo me he tropezado con este cuadro… He mirado a Flor de Canela y he decidido ignorar a septiembre todo lo que pueda.
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Gracias Chen Yu, te debo mucho.
3 julio, 2015
Inocencia… Machi Yanagida
He recibido una educación cristiana, mejor dicho católica. Así que durante mi infancia el Nuevo y Viejo Testamento era una lectura habitual. Tuve esa inmensa suerte. La Biblia (sin entrar en su valor religioso) es un increíble libro de aventuras, un libro de la vida. Me apasionaba su lectura.
Es una lástima, que el uso, el mal uso y abuso por parte de mentalidades integristas cristianas, nos hagan recelar, incluso rechazar este bello libro y sus mensajes de vida. Al menos a mí me ha pasado. Aún así, llevo en mi, como grabadas , muchas palabras de los Evangelios. Y hay un texto especial para mi, por mi propia historia y que con mi hija ha vuelto de nuevo a mi.
Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.
Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar.
Evangelio según San Mateo (18,1-6)
El acoso, la xenofobia y sus pequeños lugartenientes como la malicia, la murmuración, las miraditas y risitas, el desprecio y la estupidez roban la ingenuidad, escandalizan, humillan y hieren profundamente… y cuando la victima es un niño sencillamente es imperdonable.
Machi Yanagida es la creadora de estas escenas llenas de color y de ingenuidad. Y hoy me apetece traer a este cuaderno ilustraciones amables, suaves, divertidas que mantienen vivas algo tan hermoso como es la ingenuidad y la inocencia mágica de la infancia.
27 junio, 2015
Mi sábado a la mañana
– ¡Pero si soy yo de compras cualquier sábado a la mañana!
Parecer, lo que se dice parecerme a la mujer de la ilustración de Eri Iwasaki, no me parezco nada…. aun así, soy yo. Es curiosa la capacidad que tenemos de imaginarnos cómo es nuestra cara o que expresión estamos poniendo sin vernos en el espejo… y ¡sí!… desde esa percepción de mi imagen corporal, que me permite verme sin verme… me reconozco en la mujer de la ilustración… con ese aire tan serio, como de aburrida, resignada y cansada… tan digno… y al mismo tiempo tan en las nubes… Yo misma… enmarcada por el contenido de una estantería de comida en el supermercado un sábado a la mañana.
Lo que vamos a necesitar durante la semana lo compro el sábado. Antes me acompañaba Flor de Canela. Ahora, ella prefiere quedarse en casa durmiendo y con su música y youtubes… y le dejo.
No se porque cuento esto…
…ni a quien le va interesar, sin embargo, me apetece… las rutinas… me peleo con ellas, las percibo como una imposición, incluso como un robo de mi tiempo… pierdo en la pelea. Las rutinas están ahí ocupando la mayor parte de las horas de nuestro día a día… imprescindibles… y si me convenzo de mirarlas de cerca, cambiando la perspectiva, las rutinas pueden llegar a ser hermosas… pero hay que aprender a verlas.
El sábado pienso y escribo el menú de la semana, miro lo que tengo y no tengo, construyo la lista de la compra y me voy a tomar un café a un sitio que me guste camino del supermercado. Si tengo un dia eufórico me voy parando y sacando fotos con el móvil a cualquier cosa… mi pensamiento está lleno de proyectos, ideas… camino siendo consciente de mi cuerpo y de lo que me rodea…
Si tengo el día malo voy encerrada en mi refunfuño sin ver nada… ni bonito, ni feo… solo miro hacia mis pensamientos que se encadenan unos con otros cada vez más apocalípticos o tediosos… y ni oigo, ni veo nada que no esté en mi cabeza.
Hay una relación entre los estados de ánimo y lo que compro:
Buen día, día de sonrisa y fotos… más frutas y verduras, algún alimento nuevo para probar, miro la lista y controlo el gasto…
Mal día: Se me olvida la lista en casa, más dulces, más platos preparados, más gasto tonto.
Entre día bueno y día malo se abre un abanico de días tan variados en colores y matices como la ilustración de Eri Iwasaki.
Hoy es sábado por la mañana, toca compra semanal…
21 mayo, 2015
Parar el mundo
De adolescente disfrutaba leyendo las frases que la gente escribía en las paredes. Las había de todo tipo. Durante años nada más salir de casa leía «Ni comunistas, ni fascistas, todos paracaidistas». Alguien había escrito algo contra los comunistas y luego otro algo sobre los fascista y llegó un tercero que tachó aquí y allá, y añadió alguna palabra para reescribir la frase.
Aunque mi frase favorita era: ¡Que paren el mundo que me quiero bajar!
La frase no era de un anarquista como pensé, era de una niña a la que hoy considero una amiga fiel
, Mafalda.
Nadie nunca paró el mundo para mi. Descubrí a pararlo yo misma durante un rato… abriendo un libro, comprando una entrada para el cine, compartiendo las historias de mis amigas, abriendo mucho los ojos para pasarme al mundo de los ensueños… descubrí como parar un rato las rutinas, las situaciones molestas, tristes, aburridas, las situaciones que me superaban, la falta de esperanza… y luego, volver a ese mundo que gira y gira.
Hoy he parado un poquito el girar loco del mundo para Flor de Canela. He decidido que no vaya al colegio. Hoy dormirá todas las horas que necesite, cogerá su ipad y verá sus historias manga, oirá sus canciones, comerá viendo la televisión en la sala… sabiendo que en su colegio, en su aula, en el patio todo gira y gira sin parar y que ella hoy no estará allí… ¡qué placer!
Flor de Canela tiene que descubrir que lo que duele, lo que nos supera, lo que no entendemos, a veces nos desborda… y, sí, necesitamos un respiro, tenemos derecho a a ese respiro, necesitamos parar el mundo… y dejarnos caer en nuestra isla especial, donde se respira a pleno pulmón y uno se puede estirar y tumbar en la arena dejando que el sol o la lluvia nos acaricie.
Debemos de estar atentos porque creo que, a veces, nuestros hijos necesitan que alguien les pare el mundo… durante un día o durante unos minutos… y debemos de hacerlo.
20 marzo, 2015
Cambio de estación
Hace frío y llueve, así que no vamos a poder disfrutar del eclipse, ni de la superluna que habrá esta noche.
Pero, si podemos despedir a un Invierno llenito de instantes para no olvidar, de descubrimientos personales, de crisis de crecimiento… Nos despedimos de un invierno bien largo y que no acaba de irse, porque aquí el invierno es perezoso y le cuesta marchar.
Hoy damos la bienvenida a la nueva estación, y seguimos caminando.
12 marzo, 2015
Dos soles o el efecto Parhelio
Ayer, cuando volvíamos del colegio Flor de Canela descubrió en el cielo dos soles. «¡Mira, mamá , el efecto óptico ese que no se como se llama»
Y así era, en nuestra ciudad ayer tuvimos dos soles. Dicen que el efecto Parhelio es raro y difícil de ver. Y he aquí a una pareja que han tenido la inmensa suerte de verlo dos veces. Es un efecto silencioso y espectacular. Junto al viejo sol se puede disfrutar de otro sol, al que se puede mirar porque no deslumbra, aunque brille intensamente. Según como lo mires parece un trozo de arco iris resplandeciente.
Dice la Real Academia de parhelio : Fenómeno luminoso poco común, que consiste en la aparición simultánea de varias imágenes del Sol reflejadas en las nubes y por lo general dispuestas simétricamente sobre un halo.
Miramos a nuestro alrededor. Cada uno a lo suyo, unos mirando al suelo, al frente, al amigo, al niño, a sus pensamientos… nadie miraba hacia el cielo.
La otra vez fue en el pueblo. Al atardecer, como ayer, vimos varios soles. Al principio pensamos que era la luna, porque aquella vez el reflejo era redondo y brillante. Luego descubrimos que había un tercer sol… no podía ser la luna. El Sr. Google nos contó que aquella belleza en el cielo era un sencillo reflejo, el llamado efecto parhelio.
No tengo foto, porque no llevaba el móvil. Y,aunque he mirado, en la prensa no se dice nada. Debió de pasar desapercibido.
Quizás el efecto duró poco tiempo, y los edificios lo ocultaban… Aún así, Flor de Canela supo verlo. Y como soy de esas madres dulzonas, subjetivas y convencidas que como su hija nadie, no puede evitar sentir admiración por mi niña que tiene la mirada limpia y sabe ver y mirar.
10 marzo, 2015
Un paseo sin importancia
El sábado, después de meses de nieve y lluvia salió el sol. Sentimos curiosidad por saber como estaría uno de nuestros rincones favoritos, la pequeña laguna de los patos, laguna que tenemos a quince minutos de casa andando.
Así de bellos e invernales se ven los árboles en nuestro camino.
Y así de desprotegidos los pequeños y abandonados nidos.
La laguna está dormida.
Nuestro paseo fue silencioso. Nos falta JR que es el dicharachero de la familia, el que siempre tiene algo de decir, comentar, el que sabe pensar en voz alta porque disfruta compartiendo sus pensamientos. Flor de Canela y yo nos movemos en el silencio. Y ella todavía más que yo. Me pregunto si este vivir en silencio es aprendido.
En el camino nos encontramos con la tía de Flor de Canela. Quizás esté equivocada, pero pienso que cuando se tiene un hijo adoptado, y llega a tí «mayor», el ser padre, tío, abuelo no se da, te lo tienes que ganar. Nosotros nos hemos ganado el ser padre y madre de mi hija, sus abuelos se han ganado, también, el título de abuelos y no les fue nada fácil. Nuestros amigos se han ganado el título de tíos. Sin embargo no todos los miembros de la familia quieren o están dispuestos a ganarse el título que les corresponde por «sangre», ya sea primo, tío o tía. O lo que es lo mismo están dispuestos a querer y dejarse querer.
Buscamos signos del fin del invierno. Nos costó pero al final los encontramos.