Esta vez Sun Ying envuelve a sus idealizadas y delicadas mujeres en fondos oscuros y protectores que huelen a humedad, musgo… Sun A través de la red ha conseguido ser conocida y seguida por miles de personas en todo el planeta. Una de ellas yo, que me dejo seducir por su sencillez, y delicadeza, por su inagotable paleta de colores y por esa serenidad que nace de la unión de sus niñas con la naturaleza.
Hoy llevaremos a Lola a la veterinaria para ponerle la vacuna, para que le corten las uñas y nos confirmen que está bién sana y lustrusa. Esta entrada va dedicada a ella. Le debo mucho a esta coneja destrozona y tozuda, porque me ha enseñado a aceptarla como lo que es… un conejo, que jamás será o hará algo que no sea de conejo.
Así que acepto que nunca me hará caso cuando yo quiera, ni saltará al verme de alegría… Acepto sus necesidades y limitaciones, sus destrozos sin malicia, su estrambótica manera de llamar la atención, sus valientes ataques para defender su espacio, sus mordiscos, patadas y arañazos sin previo aviso, su forma de decir que nos reconoce y hasta que quizás nos tenga alguna simpatía, su eterna desconfianza, porque nunca bajará la guardia por mucho que hagas para ganarte su confianza…
Y sobre todo le debo el haberse convertido en la entrenadora de mi paciencia
Las ilustraciones de Sun Ying son esplendidas, luminosas, sensibles y muy bonitas… pero nada tienen que ver con el espíritu de un conejo, pero si con la forma de mirarlo que tenemos tanto Flor de Canela, como yo misma.
Sun Ying es una ilustradora china que vive en la contaminada Bejing. Nos ofrece niñas pensativas envueltas por elementos naturales, paisajes oníricos… todo lleno de luz y de color. Me gustan sus niñas sobre todo cuando sonríen.