24 diciembre, 2016
24 diciembre, 2015
Instante para guardar
Quiero guardar en este cuaderno unos segundos que no voy a olvidar y que pienso llevarme a la otra vida. Estamos en casa. Es la tarde. Fuera la tormenta con su lluvia a ráfagas, con sus truenos y relámpagos. Las puertas de las habitaciones abiertas. Flor de Canela en su habitación riéndose a carcajadas viendo un video de gatos, perros y hurones. JR trasteando en la cocina. El agua hirviendo, tazas que chocan. El olor a te y canela. Lola, debajo del sofá, asoma la cabeza, sale corriendo, cruza la sala y da un buen salto. La mesa llena de papeles, fotos , sellos y tintas… Sentada en el sofá, con las tijeras en la mano, levanto la cabeza e intento reconocer la música que suena en el piso de al lado. No se por qué, durante un instante fui consciente de todo esto al mismo tiempo… Y ese instante fue eterno y perfecto.
Estoy donde quiero estar, con quien quiero estar, haciendo lo que deseo… agradezco a Dios, al Cosmos, a la Vida este instante… ahora se que la gratitud es una llave de la felicidad. De nuevo, gracias.
Os deseo a todos los que pasáis por aquí una buena Navidad y un año nuevo lleno de Instantes felices.
19 noviembre, 2015
¿Verano?
Si, fue a finales del verano, en septiembre, cuando Flor de Canela con mi discreta colaboración preparó una encerrona a su padre. Una pelea de agua donde vale todo, sin tregua, ni cuartel, sin consideraciones, ni miramientos… Sus peleas son memorables. Desde los tres años padre e hija se han venido enzarzandose en peleas donde vale todo menos rendirse, donde la hija no se reserva nada, donde va a por todas con toda su alma. Fuerza bruta a la que poco a poco ha ido añadiendo habilidad y picardía. En estas peleas desaparezco. Ellos tienen sus códigos.
Se necesita poco para organizar una inolvidable pelea. Dos buenas pistolas de agua, un espacio abierto con mullida hierba, una fuente y una hora de esas en que todo está desierto, las 15:00 por ejemplo… con esto es suficiente.
Los juegos de peleas padre e hija han ayudado a mejorar , sin pretenderlo, unas cuantas cosas como la confianza y empatía o la tolerancia a la frustración. A nadie le gusta perder, pero para algunos el perder tiene un valor añadido, que remueve algo por ahí adentro y que nos enfrenta algunos duendes maléficos: dificultades para autorregularse y controlar las emociones (ira, tristeza, miedo…), impulsividad, baja capacidad de flexibilidad y adaptabilidad, escaso amor y paciencia consigo mismo…
Poco a poco los malos entendidos, disgustos y enfados de antes, se han transformado en complicidad, risas y abrazos.
Y seguimos aprendiendo los unos de los otros.
4 noviembre, 2015
Tiempo normal y corriente
Flor de Canela necesita a su padre como cualquier niño. Necesita pasar tiempo, mucho tiempo con él. No hablo de ese concepto, casi mítico, de “tiempo de calidad” del que todos se empeñan en hablar y que me da urticaria por lo vanal y engañoso que es.
No, no queremos tiempo de calidad.
Flor de Canela necesita tiempo a secas. Tiempo del normal y corriente.
Tiempo para escuchar a su padre deambular por casa haciendo sus cosas y aburrirse de verlo en todas partes y que sus manías la desquicien, tiempo para desencuentros, tiempo para reencontrarse y reconciliarse. Tiempo para olvidarse el uno del otro, porque cada uno anda inmerso en su mundo, sintiendo la presencia del otro muy cerca. Tiempo tanto para divertirse como para aburrirse y compartir rutinas, bromas, tonterías, cenas y comidas, catarros, sorpresas de la vida, disgustillos cotidianos , el maravilloso viernes, trasnochar los sábados, pensamientos a “vuela pluma”…
Queremos tiempo normal y corriente, sin calidad y que las familias que están juntas cada día comparten y disfrutan sin saberlo y, quizás, por ello sin valorarlo… esas familias donde todos duermen en casa cada noche. Tiempo para convivir.
Mi hija necesita tiempo sencillo de ese tipo de tiempo en que uno es lo que es, sin hacer nada especial, ocupando su espacio, compartiendo sin más el aquí estamos juntos, cada uno a lo suyo, estando y existiendo.
El trabajo de JR, cada vez más exigente, nos impide tener ese tiempo “sin calidad”. También yo necesito ese tiempo silencioso de compartir sofá, chocarnos en la cocina, tiempo de roce donde las manías de cada uno nos acaban alterando hasta acabar discutiendo… ese tiempo que prepara esos momentos más personales y abre las puertas a los momentos especiales.
Es lo que hay. Cuando JR está en casa, procuro respetar ese tiempo dulce y vacío de lo cotidiano, dejarlos a solas. Y por supuesto, también, me retiro para que disfruten de sus tiempos de intimidad, de risas, de confidencias, de juego… tiempo para sus cosas privadas, cosas de padre e hija, donde yo no tengo cabida.
Sin embargo, estoy convencida que es ese otro tiempo, al que nadie parece prestar atención, donde uno conoce al otro, donde se cimienta una relación única y biunívoca.
16 octubre, 2015
Nuestros colores de otoño
Desde hace meses nos hemos vuelto muyyy hogareñas. Los fines de semana los pasamos en casita, sin asomarnos ni a la ventana… Fuera se quedan los amigos, los paseos por el campo, las exposiciones, teatros y cine, la piscina… junto con un sinfín de actividades que se organizan en la ciudad y que nos parecen de lo más interesantes y divertidas… aún así elegimos quedarnos en casa… cada una en su rincón del sofá, cada una a lo suyo con sus cosas… soledad e intimidad : Flor de Canela y yo.
Cuando vuelve JR, trata de sacarnos de nuestro nido de placidez y de elegido aislamiento. A veces, lo consigue. ¡Lástima que cada vez le veamos menos por las cosas del trabajo¡
Este lunes JR si que estaba en casa. Yera fiesta. Y nos convenció para arrancarnos de nuestros mullidos mundos e ir a pasear en busca de los colores del otoño.
Tenemos la suerte de vivir en una ciudad pequeña bordeada de lagunas, de parques naturales y de una naturaleza suave donde las estaciones marcan con fuerza su presencia…
Nos fuimos a un parque ornitológico «Mendixur» donde vagabundeamos en silencio… observamos a las conocidas cigüeñas y patos, aprendimos a distinguir y diferenciar los somormujos, fochas, garzas… No pude fotografiar prácticamente nada porque se me acabó la batería de la cámara enseguida.
Cuando empezó a llover a mares, volvimos a casa. Era casi la hora de la merienda, pedimos la comida a un restaurante chino y pasamos el resto de la tarde viendo películas, estudiando inglés y holgazaneando.
Percibo que vivimos en un periodo de transición. No solo me refiero a Flor de Canela y su hermoso y lento despertar a la adolescencia, también me refiero a mí. En momentos de cambio hay confusión, desasosiego , se está alerta, se mira hacia atrás con nostalgia… y también hay curiosidad, expectación… Dejo ir todos estos pensamientos y vuelvo al parque junto a las aves…
Dicen que cuando llega la adolescencia conseguir días así, días dulces, sencillos y familiares se complica. No se si será así para nosotros. Sea como sea, guardo este día en el cuaderno como lo que es: un pequeño tesoro.
28 febrero, 2015
Morir
Muerte. Morir. ¡No quiero pensar en esta realidad¡ Uno de esos temas a los que hay de dar la cara y no encuentro el camino. Y ese no querer pensar en ella la hacen presente en mis pensamientos y en mis sueños.
En mis sueños he vivido mi propia muerte muchas veces. He sentido la agonía, como las fuerzas se me iban poco a poco, apenas si podía pensar, moverme… las cosas perdían sus contornos, sus colores… lo que me rodeaba se disolvía, solo un espacio blanquecino, el vacío y, por supuesto angustia,la soledad y el miedo… luego un pequeño suspiro… dejar la vida y pasar al otro lado. ¿La nada? ¿el dejar de ser?. No se. Cuando en mi sueño perdía el ultimo aliento de vida, me despertaba, colocaba las manos sobre mi estómago… mi respiración entrecortada… Inspiraba en profundidad. El miedo que era ya terror, no se iba durante muchos minutos, aveces duraba el resto de la noche y hasta bien entrado el día. No he muerto. Solo soñaba. Estoy viva, todavía estoy viva. Cada vez estoy más cerca, aún así tengo tiempo. Decía Víctor Jara (mi cantante favorito por siempre jamás)
Son cinco minutos.
La vida es eterna en cinco minutos.
Busco entre dibujos, pinturas… mis cinco eternos minutos y hoy, sábado, me los regala Faby
13 febrero, 2015
Volar
¡Shiiiiii… guarda silencio! Solo piensa un deseo, coge aire y apaga las velas.
¿Se cumplirá?
¿Quién sabe?
Autor: Wang Yi Guang (王沂 光)
24 diciembre, 2014
Una postal
Este año vamos a hacer nosotras mismas las Postales de Navidad. Y al ritmo que llevamos… nuestras cartas llenas deseos de paz, salud, trabajo… llegarán cuando la navidad ya haya acabado. No importa. Los deseos valen lo mismo.
Pensando en que postal me gustaría enviar a los que pasan por aquí, me he decido por esta. Es una ilustración de la joven artista Liekeland. Y la he elegido porque este dibujo expresa bien mis deseos para todos vosotros y para mi misma…
…mis deseos de que vuestro hogar se vea protegido por la naturaleza, por el creador, por la vida… que vuestro hogar, esté donde esté, sea vuestro espacio protector, cálido y luminoso...
Buenas Navidades.
22 diciembre, 2014
Tortugas
Este fin de semana hemos tenido invitados en casa. A Flor de Canela le ha tocado cuidar a las mascotas de la clase de Matemáticas. Dos tortugas requetepreciosas.
– Este colegio al que voy ahora (todavía el nuevo colegio no tiene nombre propio, se lo tiene que ganar) es increíble, hasta tenemos mascotas.
Dos días para las vacaciones de Navidad. Un trimestre en el nuevo colegio. La adaptación sigue su ritmo. Nuevos hábitos y ritmos. Formas diferentes de trabajar. Todo es nuevo… niños y profesores a los que hay que ir conociendo y los cuales le tienen que ir conociendo. Las cosas deben recolocarse dentro de todos nosotros. No tenemos prisa.
En casa Lola, y los diamantes mandarines observan con atención nuestras idas y venidas.
Tenemos que buscarles un buen sitio a nuestras dos invitadas.
Hoy será el festival de Navidad, pero los padres no estamos invitados. Hoy le darán el anuario, lo cual nos permitirá conocer a sus compañeros de clase y a sus profesores. Hoy conoceremos la notas del trimestre, que sean las que sean, serán buenas, muy buenas.
11 diciembre, 2014
Botas de agua, paseo y adjetivos
Llueve y llueve. Es el tiempo perfecto para que Flor de Canela pueda estrenar sus botas de agua. El tiempo perfecto para los que nos entretenemos viendo llover desde la ventana mientras pensamos en las musarañas…
Sin embargo entre borrasca y borrasca, siempre sale el sol y si es fin de semana y, además, está JR no perdemos tiempo para salir a dar un largo paseo por cualquier senda, sin metas, ni objetivos. Esta vez recorrimos un camino desconocido que parecía dirigirse derecho hacia Narnia… y quizás fuera así, pero no tuvimos tiempo para encontrar la puerta de entrada porque se puso a llover suavemente al principio y a jarros después, así que tuvimos que volver corriendo al coche.
Así empezaba nuestro camino
El día que los charcos nos dejen indiferentes… será un día triste.
Entre todos los caminos, nos decidimos por este que nos ofrecía resguardo del viento norte.
Hayas, robles… los árboles de la tierra.
No todo es inmenso y misterioso.
Empezó a chispear.
De vuelta, padre e hija hablaban de cosas, que no me quieren contar… lo cual, reconozco, me da cierta rabia… Durante demasiados días solo estamos mi hija y yo. Cuando vuelve JR hay que hacerle hueco, «permitirle» que recobre su espacio… ¡y cuesta! . Ahora yo sola, ahora compartir, ahora de nuevo sola, de nuevo escuchar al otro, dejar de organizar nuestro microcosmos a mi imagen y semejada… Y, si, cuesta ceder, y cuesta aceptar otros criterios, dejar de ver el mundo solo con tus ojos… Todo tiene su luces y sus sombras, así que también es un gusto pasar a la retaguardia y compartir.
Observando estas emociones, me vino a la cabeza lo que alguien me preguntó ¿no serás una madre intrusiva?. Otro adjetivo más : madre obsesionada, madre protectora, sobreprotectora, madre absorbente, madre permisiva y blandengue, madre victimista… ¡Adjetivos, iros todos a pasear un rato bien largo por ahí¡ Me quedo aquí mirando el valle, la lluvia y con estas dos palabras: Momento Féliz.