Pasear por la parte vieja de mi ciudad adormece el pensamiento y despierta los sentidos.
Si llueve o ha llovido el paseo se acerca a la perfección.
Y qué decir si voy con la máquina de fotos en las manos. Entonces el paseo se convierte en viaje. Me transformo en «forastero» y surgen rincones, esquinas, edificios, … nunca vistos.
Mi marido ha vivido en esa parte de la ciudad de niño. Asi que cada edificio, cantón y plaza tiene atado un recuerdo o una historia.
En el último paseo descubrimos un nuevo mural del proyecto «La ciudad pintada».
Algunas fachadas se han transformado. Paredes anodinas son ahora paredes pintadas con coloristas murales. El grupo de artistas y voluntarios han logrado transformar varios rincones del casco medieval. Un curioso proyecto abierto a todo el que quiera participar.
En su web nos dicen que » Su objetivo es producir obras de arte públicas con la implicación de artistas profesionales y la sociedad en general. Con una estructura altamente participativa se han creado, y se crearán murales sobre fachadas del Casco Medieval, generando una galeria de arte «a ras de suelo», donde proceso y producto cobran igual valor».