Cuaderno de retazos

25 febrero, 2010

Peces de colores

Filed under: China — Etiquetas: , , , — cuadernoderetazos @ 21:08

Meter en color, mudar de color, no haber color,  perder el color, ponerse de mil colores, …

Tres. Tenemos tres peces de colores, una enorme pecera (que ha quitado el sitio reservado a un futuro microondas) y una niña féliz.

Ayer su tía y su prima pequeña fueron a buscarla a la salida del colegio. Llevaban una cesta con un lazo enorme y chorreando agua. Dentro había una  pecera y tres pececillos aterrados girando sin parar.  Su regalo de cumpleaños.

Así pues ahora tres pequeños carassius o peces dorados o pece rojos o  koi Goldfish viven con nosotros.

Parece ser que son peces de agua fria,  omnívoros y que bien alimentados y cuidados pueden llegar a medir hasta 25 cm. Es el pez que vemos viviendo  en  los estanques o fuentes de parques y jardines.

Y, también,  he averiguado, que este pececillo no tiene nada de natural ya que es el fruto de una crianza selectiva que se inició hace dos mil años. Este pececillo fue un objeto de lujo que levantó pasiones, fue protegido por monjes y convivió con emperadores. Como me encanta su historia  la voy a contar.

El carassius es descendiente de la carpa crucial que habita el Este de Asia. La primera civilización  en criar y reproducir estos hermosos peces fue  la China. Según los historiadores, durante la Dinastía Sung (año 265 a 419 d.C)  existían estanques cercanos a los templos budistas conocidos como «estanques de la misericordia». Estos estanques eran santuarios de peces protegidos por los monjes. Es probable que por azar se introdujera una variedad con coloración inusual, y los monjes iniciaran una selección de peces en busca de variaciones de color. Con el transcurso del tiempo, la población de los estanques se habría uniformado hasta alcanzar todos los peces  colores brillantes.

En esta etapa el carassius pasó de ser un pez semi-domestico, a un pez completamente domestico. Ahora bien, tan solo las clases altas y nobles podrían disfrutar de él. Adornó los palacios de emperadores y  nobles, quienes los conservaban en los estanques de sus palacios y casas. La nobleza se recreaba con el  efecto tranquilizante del agua, así como al efecto que los peces provocaban con su  movimiento en el agua.

Con la  dinastía Ming se empezaron a crear grandes recipientes de cerámica con la forma de peceras de bola para albergar al carassius. Esto trajo dos consecuencias: por un lado se volvió accesible para la población en general y, por otro lado, su crianza en “acuarios” posibilitó una crianza selectiva.

A pesar de vivir China durante los siglos siguientes muchos cambios en su gobierno , la cultura del Goldfish  ha permanecido fuerte y sumamente arraigada  hasta hoy.

Cuando el  carassius hace 500 años llegó a Japón a través del comercio con China,  el pueblo japonés se enamoró de él. Durante siglos fue una rareza sumamente costosa. Los japoneses empezaron a reproducirlos por su cuenta. Y esta tarea recayó principalmente en los terratenientes y personas de posición acomodada.Con el tiempo, los Samurai se encargaron de la reproducción del carassius, usándolos para ganar influencia y obtener favores de los señores feudales que coleccionaban estos peces.

En esta misma época, el gobierno realizó estrictas reformas en contra de los artículos de lujo, llegando en algún momento a prohibir la posesión de carassius. Esto llevó a la confiscación de tantos peces como fue posible. Como es de esperarse, los peces pasaron a manos de los funcionarios de gobierno, quienes los empezaron a coleccionar también. El sistema feudal japonés entró en declive y la riqueza, poder e influencia de los señores feudales y samuráis fue en declive, por lo que surgieron empresas locales en dedicarse a la reproducción y crianza del Goldfish. Tuvieron tanto éxito que las ventas se elevaron, llegando el carassius a las manos del resto de la población.

A mediados del siglo XVIII se popularizó la producción del vidrio. Hicieron su aparición pequeñas peceras en forma de bola. Algunas eran tan pequeñas que las cortesanas solían salir de paseo en compañía de su carassius, en una nueva tendencia de la moda. Un siglo después se empezarona frabricar acuarios  similares a los que conocemos hoy en día.

En 1853 navíos de guerra norteamericanos entraron a la Bahía de Tokio, obligando a Japón a abrir sus puertas y comercializar con el mundo exterior. Y así el pez dorado abandona oriente y llega a nuestra civilización.

Este pececillo además de inspirar el arte orientel ha interesado a muchos pintores occidentales. Eso ya lo veremos más adelante.